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viernes, julio 18, 2008

Amigos


Para Viriz, lejanísima.
Viene la vida.
Apenas un minuto de alas tristes
y comienza el milagro de repetir de nuevo.
Las dulces mariposas que acarician mis manos
me traen tu recuerdo.
Está suave la brisa,
la tarde se oscurece en un sopor lejano,
se estremecen mis labios
y mis dedos repasan las ásperas nostalgias.
Pero mi cuerpo vibra,
reclama la caricia que tus ojos le niegan,
aspira a ser inmenso
bajo la tarde inmensa.
Lo que no pudo ser
se marchó de repente,
dejó sus labios fríos callados en mi boca
y ahogó todo el silencio
en mi pecho dormido.
Pero viene la vida
Y, acaso, con el llanto
broten nuevas raíces que germinen en nubes.