
No nazcas, corazón.
Entre las sombras
es más dulce el minuto.
Y las horas se entregan sin misterio,
derramándose en ojos apagados.
Se desnudan las bocas
apretándose en besos sin distancias.
Se resuelve la incógnita del mundo
sin llegar al incendio de las manos.
Es más luz tu mirada entre las sombras
y más eco tu voz sin tempestades.
No rompas, corazón,
mientras palpitas,
la dulzura de ser sólo silencio.