NO SE SALVA EL CREPÚSCULO:
El salto hacia la nada es demasiado grande.
Llegaste del abrazo enardecido
de un batallón de sueños sin retorno,
querías, entre el sol, tocar las nubes
y tu mano gigante desbarató mi mundo.
Dejaste, indiferente, mi batalla caída,
no pude ni luchar,
expulsada del sueño de tu abismo
por tu capricho vano y misterioso.
Trataré de salvar la última noche,
las últimas caricias tan distantes,
y aquel collar de lunas transparentes
que adornaba tu pecho.
Cogeré de tus ojos ambarinos
la tarde derramada,
la arista dulce de tu risa suave
y tu palabra abierta,
y me diré, despacio, que ya no somos dos,
que me has dejado,
El salto hacia la nada es demasiado grande.
Llegaste del abrazo enardecido
de un batallón de sueños sin retorno,
querías, entre el sol, tocar las nubes
y tu mano gigante desbarató mi mundo.
Dejaste, indiferente, mi batalla caída,
no pude ni luchar,
expulsada del sueño de tu abismo
por tu capricho vano y misterioso.
Trataré de salvar la última noche,
las últimas caricias tan distantes,
y aquel collar de lunas transparentes
que adornaba tu pecho.
Cogeré de tus ojos ambarinos
la tarde derramada,
la arista dulce de tu risa suave
y tu palabra abierta,
y me diré, despacio, que ya no somos dos,
que me has dejado,
y que ahora,
mientras cruje tu imagen de papel,
teje la noche inmensa sus redes de silencio.
mientras cruje tu imagen de papel,
teje la noche inmensa sus redes de silencio.