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miércoles, febrero 15, 2006

Juegos poéticos


El escritor dominicano Víctor Manuel Ramos en su blog "Libro abierto" http://www.victormanuelramos.com/ me pasa un juego poético al que no puedo resistirme. Estas son las reglas del juego:


Cada jugador invitará a sus participantes, indicándoles las reglas del juego y avisándolo en su blog. El invitado iniciará su composición con la frase "pivote" del participante anterior, quien deberá resaltarla con cursivas... La forma será de Tanka (tipo de poesía tradicional japonesa.)La forma tradicional consta de cinco versos de 5-7-5-7-7 sílabas. Un tanka puede ser un texto, dividido en cinco partes, usando treinta y una sílabas o menos, permitiendo que fluya la prosa poética dictando la longitud de las líneas que quedarán separadas por signos de puntuación. (La disposición de las sílabas puede ser irregular pero siempre conservando el mismo número de versos) El invitado elegirá la unidad rítmica que prefiera. Debe existir el concepto de ‘pivote’, o eje del poema: en algún punto en la tercera línea va a existir una imagen que relaciona o liga las dos primeras líneas con las dos últimas. El tema será libre. Cada participante debe señalar el blog del que proviene y enlazar a los blogs invitados.


La palabra por la que tengo que empezar yo mi juego es artificio y aquí está, aunque difícil me lo ha puesto:


Artificio
parece nuestro beso.
Estremecido
silencio de la noche
en tu boca de ausencia.

Yo, conforme a las reglas del juego, le paso este reto a Rafael http://www.rafaelrobles.com/ , que, si quiere participar en su blog "Vida de profesor", tendrá que empezar su "tanka" con la palabra estremecido .
¿Y qué se saca de todo esto? Un par de enlaces a otros puntos de la blogosfera y un rato de incordio y de conversación con los amigos.

domingo, febrero 12, 2006

Poema de amor




POEMA DE AMOR PARA TU BOCA


Pienso que somos nuevos,
pieles hechas de tiempo
en el ardor salvaje de la noche.
Nos estrena la aurora,
en su mirada vamos como gotas
de sangre y de silencio,
vamos en nuestras manos
conociendo rincones misteriosos,
en nuestros ojos vamos,
pidiéndole a la vida
su tributo de tiempo.
En tus labios me quedo,
temblando ante el recuerdo de tu boca,
sintiendo tu caricia necesaria
como una mano abierta entre mis manos.
Lo demás no me importa.
Me quedo entre tus brazos.

sábado, febrero 11, 2006

Historias inconfesables. Y 3

(Obra de Manu Muniategiamdikoetxea-Arco 2006)

Historias inconfesables Y 3

Después de tanto pensar en él y destrozarme los nervios con noches sin sueño, caminaba por las calles como sonámbula, absorta en mis historias interiores, en las que el mundo era de otra manera: yo tenía 15 años menos y estaba libre. Podía llamar a un chico que sabía que iba a conocer dentro de 14 años y comprobar si él tampoco tenía deberes que cumplir. Me retorcía el corazón al llegar a este punto ¿y si él estaba casado? ¿y si no vivía el mismo sueño y no me reconocía? ¿y si...?
Pero ¡qué absurdo!. Sin necesidad de irse al pasado, sin tener 15 años menos, él está casado y además tiene 2 hijos que lo llenan de ilusión, y además, felizmente ( casado)...
Por eso tenía que soñar mientras atravesaba las avenidas saltándome los semáforos, o mientras esperaba a que se pusiesen verdes y todos los coches me pitaban, o en los intervalos del trabajo, o entre los pliegues de una sonrisa dirigida no sé ni a quien... Las cosas que me invento son las únicas que me dan algo de satisfacción. Por eso, después de un año, sigo soñando.

martes, febrero 07, 2006

Historias inconfesables. Y 2


Historias inconfesables 2

Una tarde hablé con mi hija. Le dije que había conocido a un hombre de los que te arrebatan el aliento, que no sabía por qué me tenía que pasar esto ahora. Sus ojos brillaron con entusiasmo y me pidió detalles. Por una vez, fuimos dos amigas contándonos nuestras cuitas de amores contrariados. No entendió mi dolor: ella pensaba que debía seguir el camino que mi corazón me indicaba. Al menos, eso es lo que ella haría. ¿Para qué empeñarse en repetir, un día y otro día, la misma rutina que nos llevaba a la naúsea más profunda?. Se ofreció para hablar con su padre. Ella, siempre tan resuelta, creía que con dos palabras se solventarían los problemas. Pero yo no quise. Hay cosas que no tienen remedio.

El alma tiene muchas recovecos y en ellos vamos almacenando las alegrías, las penas, los temores y los imposibles. Los vamos llenando de niebla y de tiempo hasta que ya no duelen, sólo laten con un agónico estertor de vez en cuando. Pero cerrar el corazón ya no es tan sencillo: está el dolor y la sensación de la muerte que se posa en la boca con la sequedad amarga de la ausencia . Y con ellos se nos van los únicos aliados posibles para encontrar todas las llaves que lo cierren.



sábado, febrero 04, 2006

Historias inconfesables

HISTORIAS INCONFESABLES
Todo empezó aquella noche de verano en la que me encontraba bastante enfadada con mi hija. Me había gastado una de sus burlas de adolescente y yo ya estaba con el corazón bastante herido como para que no me hiciera sentirme bastante mal.
Mientras aguantábamos, de pie y con un aire lleno de arena, las noticias de no sé qué poblado ibérico que había sido excavado o estaba en plena excavación a las orillas de un río ya seco, no dejaba de pensar en mi hija, en los problemas que tenía con ella, en su falta de afecto. Es terrible descubrir que la persona que quizás más quieres en este mundo, por la que darías todo, tu preciosa niña, no te quiere ni le importas casi nada. Así me sentía yo. Y entre las piedras prehistóricas y las explicaciones del guía, mi alma torturada dejaba escapar destellos de lágrimas que disimulaba con el viento y con un nervioso trajín.
Mis pensamientos corrían lentos y desesperados. Desde la hija iba al padre, también sin afecto. Estaba entre extraños que ni sabían ni querían saber de mí. ¿Cómo pude engañarme tanto?. Nadie quiere escuchar el estruendo de su propio fracaso pero ya era hora de reconocerlo. Si lo admitía, tal vez me acostumbraría a vivir con él y aceptaría a esos dos seres, con los que convivía, tal y como eran. Todo había salido mal, pero ellos estaban ahí. Alguna vez me necesitaban y yo tenía que estar por si eso ocurría. Así tendría que transcurrir mi vida.

A las ruinas, siguió una cena con sobremesa y música: comí, reí, bailé.... Yo era el más crudo testimonio de mi fracaso, siempre fingiendo. Entonces apareció él. Un hombre serio que contaba extrañas historias como si fuesen reales. Yo, todavía traspuesta por mis pesares internos, traté de volver al momento real del que hacía muchas horas que me había marchado. Vi sus manos pálidas y sus labios finos que hablaban con un toque de ilusión adolescente. Vi sus ojos cansados parpadear sin esconder un brillo de deseo. Vi su pelo revuelto... Y entonces comprendí que acababa de cometer otro error. Sabía que iba a ser un vuelco brutal, que tendría que renunciar a él porque otros lazos me ataban pero me arrojé a sus brazos como un suicida se arroja, sin dudarlo, desde el piso más alto.
Ha pasado un año y todavía estoy en la caída.