
Tenerte entre mis brazos y aplastarte,
repasarte los ojos y la boca,
convertir en placer la dura roca,
volver a adormecerte y despertarte.
Perderme entre tus besos y besarte,
desnudarte con furia y prisa loca,
me estremece tu voz cuando me toca
la caricia que quiere destrozarte.
En la sombra sin tregua, el movimiento
de dos cuerpos que quieren serlo todo,
y desbordarse en ríos mientras tanto.
La noche nos esconde entre su manto,
me muero sin saber cuál es el modo
de prolongar sin fin este momento.
Y prolongo, y prolongo lo que siento,
pues no quiero acabar lo que me acaba,
ni quiero ya perder tu dulce aliento.